Hacía dos días que había salido de cuentas y ya llevaba varios muy impaciente. Preocupada por si, como con el anterior, nos pasábamos de fecha y hubiera que inducir.
Aquella mañana del 31 de Mayo me desperté muy cansada y con dolor de espalda. Llevé a Martín a la guarde y al dejarlo, sobre las 10:30h, me dispuse a alargar el paseo para ver si la cosa se animaba. Mandé un audio a una amiga " Nada, que la cosa no se anima ni tengo síntomas de que vaya a ser dentro de poco" ( hay que ver lo que es la vida , jejeje)
Al poco de empezar a pasear sentí que se me descomponía el cuerpo. "Bueno, sigo y si no cojo un autobús", pensé.
A los 10 minutos me dio un dolor que me hizo parar en seco. Continué andando muy lenta, con molestias como de pinchazos fuertes. Y allí, en mitad de Gran Vía y de esa guisa, me encuentro a un amigo del instituto que hacía 5 años que no veía. " ¡Qué alegría más grande!", nos saludamos, nos abrazamos y me invita a tomar algo. "Sí, necesito sentarme, seguro que se me pasa", pensé.
Me agarré de su brazo y disimulé como pude, no quería cortar el rollo del momento, quería disfrutar del encuentro. Nos sentamos, hablamos y reímos. Mientras los dolores iban a más y empezaron a ser constantes. Contracciones, no había duda. Yo seguía disimulando, riendo y hablando, hasta que confesé "José, estoy de parto, me voy a tener que ir" le dije partida de risa. Su cara fue todo un poema .
-" ¿En serio?, ¿adónde te llevo?"
-"A mi casa, el parto es allí".
Su cara ya sí que sí era para grabarla. " Estás loca" dijo entre risas.
Me agarré de su brazo y disimulé como pude, no quería cortar el rollo del momento, quería disfrutar del encuentro. Nos sentamos, hablamos y reímos. Mientras los dolores iban a más y empezaron a ser constantes. Contracciones, no había duda. Yo seguía disimulando, riendo y hablando, hasta que confesé "José, estoy de parto, me voy a tener que ir" le dije partida de risa. Su cara fue todo un poema .
-" ¿En serio?, ¿adónde te llevo?"
-"A mi casa, el parto es allí".
Su cara ya sí que sí era para grabarla. " Estás loca" dijo entre risas.
Mientras pagaba llamé a Luis y le conté la situación. Serían las 11:30h aproximadamente y él desde su trabajo tardaría una hora.
José me acompañó a casa. Caminamos despacio, riendo, tranquilos... Qué guay fue la casualidad de encontrarlo, de lo surrealista de la situación, de comenzar pensando en reír, sin miedo, tranquila.
Le pedí que no subiera, necesitaba estar sola, preparar cosas, llamar a las matronas...
Gracias José por tu intervención en mi parto, jejeje.
Subí y empecé a contárselo a mis amigas. Medí el tiempo entre contracción y contracción. Aluciné. ¡Cada dos/tres minutos! " Ay madre que esto va rápido y me pilla sola". Llamé a las matronas y fui preparando la bañera.
Mientras esperaba escribí a una fotógrafa. Era algo que tenía en mente pero no me había llegado a decidir, no sabía si estaría del todo cómoda. Me contestó que le era imposible y me dio el contacto de dos amigas. Yo, entre los nervios, las contracciones, no podía ni pensar. " Que venga la que pueda" le dije.
Dora , la primera de mis dos matronas, no tardó en llegar. Me miro, me abrazó, y aquel abrazo me hizo sentir tanto amor y tanta paz, que ya estaba tranquila. Recuerdo pensar "ya sí que sí" y sentir mucha emoción, ganas de llorar, el vello de punta.
Dora es espiritualidad, paz, amor, calma, respeto... Era una suerte tenerla.
Al poco llegó Luis cargado de comida y refrescos. Mi preocupación ahora era Martín, se acercaba la hora de recogerlo y no sabía cómo gestionarlo. Dora me invitaba a desconectar, mientras yo estaba con el móvil llamando y pensado cómo solucionarlo. Martín decidió previamente que no quería estar presente por si yo gritaba (y así fue). Como no lo solucionábamos Luis decidió recogerlo y traerlo.
Lo primero que hizo Dora fue escuchar el latido de Lucía. "Mira qué feliz y tranquila está tu niña, que sabe que ya va a conocerte". Lloré. Aquello era tan increíble. Escuchaba sus latidos y no lo podía creer. El momento había llegado. Sus palabras me hicieron emocionarme tanto...
Lo primero que hizo Dora fue escuchar el latido de Lucía. "Mira qué feliz y tranquila está tu niña, que sabe que ya va a conocerte". Lloré. Aquello era tan increíble. Escuchaba sus latidos y no lo podía creer. El momento había llegado. Sus palabras me hicieron emocionarme tanto...
Le rogué a Dora que me hiciera un tacto. Ella insistía en que no era necesario, que desconectara, pero yo sentía muchísima curiosidad, era una necesidad de saber, de control...
De 6 cm, la cosa iba bastante avanzada, así que me metí en el agua.
De 6 cm, la cosa iba bastante avanzada, así que me metí en el agua.
La sensación fue increíble. El agua estaba calentita, sentí un placer, una relajación... Puse música y me dejé llevar. Las contracciones me daban margen para relajarme. En esos momentos me tumbaba y respiraba tranquila, cuando llegaba la contracción me incorporaba, me echaba sobre la bañera y movía las caderas al ritmo de mi respiración. Estaba bien, muy tranquila. Dolían, sí, pero era un dolor suave, llevadero...
Apareció Luis de nuevo, solo. Martín se había ido a casa de mi amiga Pilar y luego lo recogería su abuela. Ahora sí me relajé de verdad " ya está todo, a por ello" pensé. Gracias Pilar por ayudarnos, formas parte de todo esto.
Al rato apareció Marta, la fotógrafa. Sin conocernos, sin haber hablado previamente, nos saludamos y comenzó su trabajo. He de decir que no me arrepiento en absoluto. Ella fue invisible, supo estar sin interceder, en silencio, al otro lado de su objetivo. Y el resultado de su trabajo fue impresionante.Para nosotros no tiene precio.
Llegó mi amiga Laura, matrona e invitada especial. Tenerla me encantó. Ella no era ninguna de las dos matronas que iban a asistir mi parto, pero hizo su rol de compañera. Me daba masajes en la espalda durante las contracciones, me ponía el aparato para escuchar el corazón de Lucía, me apoyaba y mimaba. Además hacía fotos y videos con su móvil. De hecho gracias a ella lo tengo también todo grabado. Gracias Laura, de corazón.
Yo estaba muy tranquila, disfrutándolo mucho. Creo que estaba incrédula ,era como si ni yo misma me pudiera creer aún lo que estaba viviendo.
Las contracciones eran bastantes seguidas, pero me daba tiempo a relajarme, pensar y desconectar a partes iguales. Durante las contracciones me movía mucho, suavemente y me concentraba en superarlas.
Y llegó Blanca, la otra matrona de la asociación. Estaba tan feliz de que estuviera ella. Fue un deseo cumplido. Blanca es fuerza, pasión, seguridad, amor... Una super loba, leona, maternidad y mujer personificada a lo grande. Tenerla al lado me hacía crecerme.
Dora y Blanca fueron la mezcla más perfecta que podía exisir.
Al rato apareció Marta, la fotógrafa. Sin conocernos, sin haber hablado previamente, nos saludamos y comenzó su trabajo. He de decir que no me arrepiento en absoluto. Ella fue invisible, supo estar sin interceder, en silencio, al otro lado de su objetivo. Y el resultado de su trabajo fue impresionante.Para nosotros no tiene precio.
Llegó mi amiga Laura, matrona e invitada especial. Tenerla me encantó. Ella no era ninguna de las dos matronas que iban a asistir mi parto, pero hizo su rol de compañera. Me daba masajes en la espalda durante las contracciones, me ponía el aparato para escuchar el corazón de Lucía, me apoyaba y mimaba. Además hacía fotos y videos con su móvil. De hecho gracias a ella lo tengo también todo grabado. Gracias Laura, de corazón.
Yo estaba muy tranquila, disfrutándolo mucho. Creo que estaba incrédula ,era como si ni yo misma me pudiera creer aún lo que estaba viviendo.
Las contracciones eran bastantes seguidas, pero me daba tiempo a relajarme, pensar y desconectar a partes iguales. Durante las contracciones me movía mucho, suavemente y me concentraba en superarlas.
Y llegó Blanca, la otra matrona de la asociación. Estaba tan feliz de que estuviera ella. Fue un deseo cumplido. Blanca es fuerza, pasión, seguridad, amor... Una super loba, leona, maternidad y mujer personificada a lo grande. Tenerla al lado me hacía crecerme.
Dora y Blanca fueron la mezcla más perfecta que podía exisir.
Y entonces noté que todo cambiaba. Sentí mi cuerpo cambiar. Cambiaron las contracciones, cambió el tiempo entre ellas, cambió el dolor...
Ellos estaban sentados, tomando algo y charlando en voz baja. Yo de pronto me agobié, quería salir de la bañera, ir al baño y pasear. Salí y tras ir al baño me fui a mi habitación. Quería esconderme, huir. Noté cómo la situación cambiaba por completo. Dejé de estar relajada y sentía muchísimo dolor. No sabía cómo ponerme , qué hacer... Y en una contracción, apoyada en la cama, sentí tanto dolor que pensé "me voy al agua y de allí no me muevo".
Al salir del dormitorio les pedí por favor que me hicieran un tacto para ver de cuanto estaba porque ya me dolía mucho. Me acompañaron a la bañera y me explicaron que no era necesario.
Me metí en el agua, y sentí que no podía. Las contracciones eran bestiales, ya no me daban tregua , no me podía relajar y durante ellas me empezaba a costar respirar.
Pero allí estaban ellos, alentándome desde el silencio y el respeto, observándome y apoyándome. Era tan grande lo que sentía que me cuesta describirlo. Sentía tanto mimo y tanto amor que me daba una especie de vergüenza extraña. Es esa sensación de querer agradecérselo y romper a llorar.
Y allí estaba, mirándoles y hablándoles con la mirada. Recuerdo a Blanca decirme " Elena tú sabes perfectamente en el momento en el que estás, no hace falta el tacto, porque tú lo sabes". Yo pensé "momento de transición, lo sé, ese en el que gritamos y sentimos de verdad que no podemos".
Sabía que el expulsivo se acercaba, pero mi cuerpo aún no deseaba empujar.
Dora echó unas gotas de aceite esencial en el agua (creo que de lavanda) para que me ayudarara a relajarme.
Blanca me preguntó " ¿qué sientes?" y yo respondí entre risas y humor "muerte".
En las siguientes contracciones me agarré a los brazos de Blanca, mientras mi cuerpo entero se retorcía. Ella me besaba en la cabeza y me susurraba "lo estás haciendo muy bien cariño, eres una campeona". Es imposible explicar lo que se siente en esos momentos. Cómo reacciona tu alma cuando tu cuerpo te duele tanto y recibes esos mensajes tan alentadores y llenos de tanto amor y respeto. No tengo palabras.
Durante las contracciones me ayudaban a respirar haciéndome repetir con ellas algunos sonidos. No recuerdo exactamente cuáles eran, pero era como repetir "oooooo" de manera prolongada.
Me preguntaban si no quería quitarme las bragas y siempre respondía que no. No sé por qué, pero no me apetecía. Ellas lo respetaban sin más. Poco tiempo después me las quité yo misma y empecé a empujar.
Durante un momento sentí que no sabía cómo hacer para empujar. Mi cuerpo flotaba y se movía al compás de las contracciones y de pronto empecé a gritar. Era un grito interno, desgarrador y prolongado. Sentí cién por cién a la naturaleza actuar. Ahí estaba yo, tan pudorosa como soy para esto, gritándo y sacando mi lado más animal. Yo misma estaba alucinada de vivir aquello. Era desgarrrador, era pura fuerza y vida a la vez.
Y me agarré a Luis, mi compañero, mi vida, mi hogar. Me abracé a él y grité una y otra vez mientras empujaba. Él me animaba, me sostenía.
No sé cuánto tiempo duró el expulsivo. Para mi en aquel momento fue eterno aunque las matronas opinaron que había sido rápido.
Toqué su cabeza, su pelo y me emocioné. Deseaba romper a llorar pero mi cuerpo no me lo permitía. Su cabeza salió estando yo de rodillas. Me acomodé y esperé la siguiente contracción para poder recibirla con mis manos. Me senté medio tumbada mientras Luis me sujetaba a mi espalda. En la siguiente contracción salió todo su cuerpo.
Y nació, a las 15:30h, 5 horas después de la primera molestia. Estaba blanca, toda cubierta de vérnix. La pusieron sobre mi , la miré, la abracé y besé y rompí a llorar.
Lo primero que hice fue alzar la mirada y pensar "ya está, lo he hecho, lo he conseguido".
Allí estaba ella, tan bonita y pequeña, en mis brazos, conmigo, mi niña. Tan tranquila y llena de paz. Ahora que la conozco lo entiendo. Ella es pura paz.
Ahí estaba, en mi parto soñado. Por mi , por ella, por todas.
Es indescriptible ese momento, todo lo que una siente, todo lo que se te pasa por la cabeza. Y allí me quedé relajada, con mi bebé por fin en brazos. Llorando y riendo, hablando con mis acompañantes, sintiendo que no hay nada tan mágico en la vida como aquello.
No sé cuánto tiempo estuvimos allí, pero no me apetecía moverme. Esperé el alumbramiento de la placenta y allí me quedé, extasiada. Saboreando plena e intensamente aquella experiencia.
La cubrimos con una toalla y esperamos.
"Ya podemos cortar el cordón" me dijo Blanca. "No, quiero hacerme una foto con la placenta que he visto la idea en internet" le respondí entre risas.
Sabía que aquello era un poco surrealista pero yo estaba feliz y quería disfrutarlo y vivirlo al máximo. Quería hacer todo aquello que deseaba. Hoy en día lo pienso y creo que mi parto fue como una especie de gran fiesta.
Salió la placenta y poco después salí yo de la bañera con Lucía en brazos y me tumbé en el sofá. Pusimos la placenta aún unida a Lucía sobre mi vientre e hicimos fotos.
Y Luis, único, con su camiseta con un lema "yo apoyo el parto en casa" atento a todo, feliz, cortó el cordón.
Lucía se enganchó al pecho mientras nos quedábamos tranquilas, tumbadas en el sofá. Yo extendía la mano y llegaba a toda una mesa llena de picoteo que Luis había preparado para todas. Comiendo, bebiendo, charlando. No se me ocurre un postparto mejor.
Me cosieron un poco porque me había desgarrado bastante mientras todas cantábamos para así apaciguar el dolor. Había tanto humor, tanta felicidad, tanto compañerismo.
Cuando me quise dar cuenta la casa estaba totalmente recogida, se fueron despidiendo una a una y nos quedamos solos los tres.
Y esperamos a Martín, que subió a conocer a su hermana con el mayor rostro de curiosidad que jamás le he visto. No hay imagen más emotiva que ver al hermano mayor conocer a su hermana. Lloré, lloré todo lo que mi adrenalina me permitió. Nunca en mi vida he sentido tantísima felicidad como aquel día.
Y así fue nuestro parto, su nacimiento. EL DIA MAS BONITO DE MI VIDA.
El día que conocí a una persona única, la más bonita que he conocido. Ella es tan especial...
Gracias a todos los que me acompañaron. Luis sin duda, Laura, Dora, Blanca y Marta. Mil millones de gracias por formar parte de todo esto.
FOTOGRAFIAS de Marta Del Pino
https://www.instagram.com/marta_del_pino_/
http://www.martadelpino.com